^ Los jugadores italianos Mark Iuliano, Christian Vieri y Francesco Totti increpan al árbitro Byron Aldemar Moreno, en el partido de octavos de final de la Copa del Mundo de 2002, frente a Corea del Sur, en el Daejeon World Cup Stadium, el 18 de junio de 2002.
^ Algunas de las portadas de los diarios italianos publicadas luego del partido.
^ Edison Vicente "El Kinito" Mendez, celebra el único gol del partido por la primera ronda de la Copa del Mundo 2002, entre Ecuador y Croacia, jugado el 13 de junio en el Estadio Internacional de Yokohama, Japón.
^ Jaime Kaviedes, delantero ecuatoriano, celebra el gol del empate frente a Uruguay, que sellaría la primera clasificación de Ecuador a las copas del mundo. Álex Aguinaga Garzón, de rodillas, celebra y Gonzalo de los Santos y Marcelo Romero reclaman una posición impedida. El partido se jugó en Quito, el 7 de noviembre de 2001, en el Estado Olímpico Atahualpa.
^ El delantero brasileño Ronaldo Nazario de Lima, celebra su primerr gol en la final de la Copa del Mundo 2002 frente a Alemania, mientras el arquero alemán Oliver Kahn, cuyo fallo facilitó el gol, recoge el balón. El partido se jugó el 30 de junio, en el Estadio Olímpico de Yokohama, en Japón.
^ Afiche oficial del torneo.
Escrito y narrado por Rafael Barriga
La Copa del Mundo de 2002 fue especial para los ecuatorianos. Fue la primera en la que participó un equipo de Ecuador en su fase final.
Para clasificar al mundial, los ecuatorianos hicieron una campaña extraordinaria, donde se derrotaron algunos imposibles: ganaron por primera vez, en eliminatorias de visitante –y lo hicieron 3 veces–, y lee ganaron por primera vez a Brasil. Finalmente, el 7 de noviembre de 2001, dirigidos por el colombiano Hernán Gómez, apodado “El bolillo”, y de la mano de jugadores como el mediocampista ibarreño Alex Aguinaga, el delantero chotense Agustín Delgado, o el zaguero esmeraldeño Ivan Hurtado, y luego de muchas décadas de frustración, Ecuador clasificó a su primer mundial. Así, incrédulo todavía, lo comentaba en ese mismo momento en Radio La Red, el histórico narrador Pancho Moreno: (narración, 7 de noviembre, 2001).
2002 marcó la realización del primer campeonato del mundo jugado en Asia, y el primero que sería co-organizado por dos países: Japón y Corea del Sur. Esta decisión significaba, acaso, una necesidad de globalizar el fútbol. Ni Japón ni Corea del Sur contaban con gran tradición futbolística pero ambos países invirtieron ingentes recursos para construir y actualizar estadios e infraestructura. Allá fue Ecuador, orgulloso para debutar. Había la sensación que cualquiera que sea el desenlace, la experiencia iba a ser buena.
Y lo fue. Si había un gran favorito para el torneo era Italia, lleno de jugadores de clase mundial. Contra ellos fue el debut. La derrota de 2 a 0 era esperada. Al partido siguiente, contra México, y luego de adelantarse en el marcador, Ecuador cayó otra vez. En la última fecha, día histórico, se registró la primera victoria ecuatoriana en los mundiales. Fue contra Croacia, y el único gol lo anotó el mediocampista, natural de Imbabura, Edison Méndez.
Con toda la dignidad posible, el equipo ecuatoriano jugó su primer mundial. Sin embargo, sería otro ecuatoriano el que llenó los titulares del mundo entero. Su nombre: el árbitro Byron Moreno.
Moreno era el segundo árbitro ecuatoriano en pitar en una Copa del Mundo, luego de que Elías Jácome, un polémico referí guayaquileño, hiciera lo propio en el mundial de Italia, en 1990. En la ciudad coreana de Daejeón, a Moreno le tocó en suerte arbitrar el candente partido de octavos de final entre el equipo local y el favorito del torneo, Italia.
Byron Aldemar Moreno Ruales, quiteño, había consolidado un historial extenso en el arbitraje. Había arbitrado varios partidos de mundiales juveniles, de certámenes sudamericanos de clubes y selecciones, y había sido seleccionado por la FIFA como uno de los representantes de Sudamérica en el mundial de mayores. Allí, arbitró un partido en la primera fase, entre Portugal y Estados Unidos, donde no tuvo inconvenientes. Moreno era notorio por su estilo altisonante en la dirección de los partidos. Su colega, el argentino Castrilli, dijo que “exageraba en la dureza de sus decisiones”. Sin embargo, lo que le esperaba en Daejeón, el 18 de junio de 2002, era el infierno mismo.
Habían 40 mil febriles y excitados hinchas coreanos en el estadio. Un cartel enorme, formado con tarjetas de color portadas por los espectadores, decía: “Otra vez 1966”. Se referían, por supuesto, a esa improbable victoria de Corea del Norte frente a Italia en la Copa del Mundo de Inglaterra en 1966, en aquella sorpresa mayúscula del fútbol mundial.
Desde los primeros momentos del match, al árbitro Moreno se le veía nervioso. Dirigía la acción lejos de las jugadas, estaba pasado de peso. A los 5 minutos sancionó un penal a favor de los locales. Hubo agarrón en el área, es verdad, el penal era legítimo. El arquero italiano, Gianluggi Buffon lo atajó. Moreno, más tarde, no sancionó jugadas parecidas a favor de los italianos. Durante el partido, la tendencia de Moreno a favor de los coreanos fue notable. Los italianos se pusieron adelante, pero Corea mostraba compromiso y entusiasmo. Faltando solo dos minutos para terminar, los coreanos empataron y los equipos se fueron a los tiempos extras.
Allí, Moreno anuló un gol legítimo a los italianos, y expulsó erróneamente al mejor delantero italiano Francesco Totti. Los jugadores italianos se le fueron encima a Moreno. El técnico Giovanni Trapatoni, incrédulo, reclamaba a los oficiales de la FIFA que estaban cerca de la banca de suplentes. Finalmente, y para desgracia de Italia, y también de Moreno, Ahn Jung-hwan, un delantero coreano que jugaba –ironías de la vida– en la Serie A de Italia, marcó el gol de la victoria local y la derrota italiana. Increíblemente, aquel delantero luego fue despedido de su club en Italia.
Los italianos, enfurecidos, reclamaron todo lo que pudieron. La FIFA, de forma inédita, al día siguiente emitió una disculpa y abrió una investigación a Byron Moreno, quien nunca más volvería a arbitrar un partido internacional en su vida. Aunque usted no lo crea, la comedia trágica de Moreno, apenas empezaba.
“Ladri”, “ladrones” en italiano, tituló a siete columnas el diario “Corriere dello Sport”, al día siguiente. Otro diario, “Corriere della Sera” comentó: “Italia ha sido asesinada en un mundial sucio, donde los árbitros son los sicarios”.
¿Había premeditado el ecuatoriano Byron Moreno, en contubernio con los dirigentes locales, la derrota italiana? ¿O, quizás, lo suyo fue mera ineptitud? ¿O, quizás, los errores de Moreno no califican como tales y la reacción de los italianos fu exagerada? No lo sabemos, y nunca lo sabremos.
Lo cierto es que, al poco tiempo, Moreno viajó varias veces a Italia, invitado a participar en programas de televisión o carnavales italianos, organizados, previsiblemente, para burlarse de él. En el programa Stupido Hotel, de la televisión le tiraron un balde de agua en plena transmisión. En el carnaval de Ferrara, Moreno se paró al frente de los asistentes, donde, obviamente, recibía toda clase de vituperios. Todo estaba libretado.
Los productores de la televisión decían: “buscábamos un personaje negativo, y Moreno es el hombre más odiado de Italia, así que fuimos por él”. El ecuatoriano cobraba pequeños cheques a cambio de la pérdida de su dignidad.
Poco después, en un partido del campeonato ecuatoriano, Moreno fue protagonista de otro escándalo, cuando agregó 14 minutos de adición, permitiendo que el equipo local, gane ese partido. Fue sancionado con 20 fechas de suspensión.
Moreno siempre quiso ser el protagonista. Se candidatizó a una concejalía en Quito, la cual no obtuvo, y comentaba en canales de televisión.
En 2010, y ya retirado del fútbol, Moreno fue el centro de otra triste historia. En el aeropuerto Kennedy de Nueva York, fue encontrado con nueve bolsas de heroína adheridas a su cuerpo. Allí pasó varios años en prisión.
Byron Moreno: de árbitro justiciero, a payaso de la televisión italiana, a mula del narcotráfico. Una historia lamentable del fútbol.
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Luego del shock por la temprana salida de Italia, Corea –otra vez con ayuda del arbitraje– logró llegar a semifinales. Otro equipo que no estaba en ningún plan, Turquía hizo lo propio gracias a una combinación de fútbol organizado –aunque excesivamente defensivo– y buena suerte en el fixture. En semifinales, Corea ya no pudo hacer mucho frente a Alemania, ni Turquía frente a Brasil. Ambos partidos terminaron 1 a 0 a favor de los favoritos.
La final se jugó en el estadio internacional de Yokohama, cerca de Tokio, el 30 de junio de 2002, frente a 69 129 espectadores. En Brasil jugaba una tripleta fantástica, integrada por Ronaldo Nazario de Lima, centro delantero del Inter de Milán, Rivaldo Borba Ferreira, mediocampista del Barcelona de España, Ronaldo de Assis Moreira, conocido como Ronaldinho Gaucho, del París Saint Germain. Habían llegado con autoridad a la final, aunque su juego distaba mucho de la belleza de otros cuadros de la verde amarilla.
La final fue intensa, pero Brasil fue superior. Ronaldo marcó dos goles, uno de ellos con la complicidad del arquero alemán, Olivier Kahn, que hasta ese día había sido el mejor elemento de su equipo.
Brasil levantaba la Copa por quinta –y hasta ahora, última vez. Lo habían hecho sin pasar demasiados apuros. Quedaba la sensación de que había ganado el mejor.
Para nosotros, los ecuatorianos, quedó una sensación agridulce. Habíamos debutado al fin en los mundiales, habíamos ganado nuestro primer partido. Pero los titulares de los diarios del mundo, escribieron el nombre de Ecuador por las razones incorrectas.
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Este programa ha sido escrito y producido por Rafael Barriga.
Emilio Barriga ha escrito e interpretado la música original.
Hemos usado extractos de músicas de Larry Preciado, Ryuichi Sakamoto, Manuel María Espín interpretado por Nelson Maldonado, Art Blakey con los Jazz Messengers con Lee Morgan y Wayne Shorter, y Gerardo Guevara Viteri, en una versión arreglada y dirigida por Leonardo Cárdenas Palacios.